miércoles, 5 de junio de 2013

EL CAMPEON


                                                                                        

EL CAMPEÓN 

Aldo Fernández , tirado en su cama de la pensión de la calle Venezuela , no puede dormir , está ahí con los ojos abiertos mirando sin ver ese cielo raso descascarado , el cable cagado por las moscas y llenos de telarañas de donde pende el único foco que proyecta mas sombras que luces .
Quieto , repasando su vida , ahora que el momento tan largamente esperado está allí casi al alcance de sus manos , de tan esperado parecía imposible pero esta finalmente ha llegado y mezcla de ansiedad y miedo lo invade.Incongruente , destacándose en la humildad del despojado cuarto , una lujosa caja de oscura madera de ébano , con herrajes de bronce que brillan como oro , descansa sobre una mesa cubierta por un mantel de plástico , que intenta en vano imitar el intrincado diseño de un fino encaje .Esa caja , herencia de su abuela materna , guarda en sus compartimentos forrados en grueso terciopelo negro , seis relucientes , auténticos Yo-Yo Russel del modelo profesional .              
Y el echo que signaría su vida acaeció una tarde de setiembre del año sesenta y cuatro , de ese fatídico día proviene esta maldición ... o bendición , según se mire..
Fue en el patio del colegio , durante el recreo largo de mitad de la tarde , ahí , frente a todos los chicos , tres campeones mundiales de yo-yo , auspiciados por una gaseosa , ofrecían una demostración de destreza , de algo que hasta ese momento para Aldo , era un zonso juguete , que dormía  olvidado en el fondo de un cajón .
Apretujado por sus compañeros, en medio de una abigarrada horda de niños boquiabiertos que sólo atinaban a exclamar admirados , el Aldo Fernández quedó hechizado por la magia incomparable del triple campeón mundial , Billy Legend un rubio insulso de jopo a la Elvis que con precisión de cirujano , cortaba el aire con las imposibles cabriolas que hacia ejecutar a su yo-yo .
Fue entonces , en ese preciso momento de su vida , en la que la rueda del destino se detuvo una fracción de instante y su vida a partir de entonces , tomó una dirección inmodificable . 
Sintió muy adentro suyo , una especie de click , o clack , como si algo se hubiese roto o como si algo se hubiese armado . Ahí supo que quería ser como Billy Legend , el campeón imbatible .Y con sus nueve años , tomo la decisión mas importante , la que lo marcaría de manera indeleble , que lo hizo sufrir la incomprensión de todos , a lo largo de su vida lo tomarían por idiota , loco o en el mejor de los casos por un vago impenitente .
Aldo se incorpora en su cama con los ojos bien abiertos , sigue aún entregado a sus recuerdos , mientras sobre la mesita de luz descansa , la sección clasificados del diario , un aviso remarcado con birome roja reza: “ Importante empresa internacional , seleccionará tres personas con habilidad comprobable en el manejo del yo-yo , para campaña de alcance nacional . Excluyente disponibilidad para viajar al interior del país “ .
Mira el reloj  , las tres y treinta , el tiempo parece detenido , los segundos se deslizan morosamente , las manecillas del reloj despertador parecen soldadas . 
Impaciente se levanta y camina hasta la mesa donde descansa la caja de ébano que contiene sus mas preciadas posesiones , levanta la tapa y se queda contemplando sus yo-yo , siente por ellos un amor infinito , los mira como embelesado por un largo momento  , hasta que finalmente se decide , toma uno y enlaza el cordel de seda en su dedo medio .
Este acto ,en apariencia insignificante lo transforma , su espalda se endereza , sus hombros se yerguen , su mentón se hunde dirigiéndose al pecho , su mirada se enciende . Inspira y exhala lenta y largamente , su figura exhala un aura de magnificencia , como si fuese un monje zen. 
De pronto sin previo aviso , un exacto quiebre de muñeca , hace volar el yo-yo que como un hijo de su voluntad , de su espíritu , cobra vida hendiendo el aire cual espada de samurai y el orden del universo adquiere para él su exacto significado
Aldo deja fluir toda su esencia y  su obstinación se toma revancha en su arte exquisito , su vida se transmuta en el instante en que el yo-yo hiende el aire ,de mendigo a príncipe y todos los sufrimientos que padeció a lo largo de su vida se desvanecen, e íntimamente se dice que todo ha valido la pena mientras una leve sonrisa de satisfacción se dibuja en sus labios.

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