martes, 4 de junio de 2013

ROSITA








La habitación está a oscuras, el tic tac del antiguo reloj a cuerda resuena como un tambor en el quieto silencio, marcando los minutos previos al despertar de Esteban García.
Ese día que aún no ha comenzado promete ser exactamente igual a otros,en la pequeña habitación reina un pulcro orden , nada está fuera de su lugar , como nada está fuera de lugar en la vida  de Esteban , donde la zozobra y la incertidumbre no tienen lugar , su vida es el reino de lo previsto , de las certidumbres , nada parecer estar librado al azar. 
El es un hombre ordenado, poco afecto a los gestos desmedidos, a las palabras fuera de lugar,amable, bondadoso y sumamente frugal en sus apetitos .
Intelectualmente por encima de la media, ama la lectura y la música clásica, pero con un amor medido, reposado sin desbordes, en todo podría ser definido como el típico hombrecito gris.
En el respaldo de una silla se encuentran el pantalón gris, prolijamente doblado y una camisa blanca, una corbata gris oscura con rayas negras en diagonal, sobre el asiento , un calzoncillo de algodón celeste , perfectamente planchado , un cinturón negro con hebilla plateada y un par de medias negras , bajo la silla , relucientes descansan un par de zapatos negros con cordones .
Ajeno a los avatares que le deparará el nuevo día próximo a comenzar, Esteban sueña , se encuentra en la Confitería Ideal , sentado en un taburete en la barra , vestido con un traje de lino blanco , un pimpollo de rosa blanca en el ojal , camisa de poplín color natural , corbata de lazo de finísima seda italiana , lleva con elegancia un sombrero de Jipi Japa , una pierna montada sobre la otra y uno de sus pies, enfundados en zapatos de blanco inmaculado, marca el ritmo de la canción , mientras el crooner desde el escenario canta meloso al frente de un trío “...The touch of your lips upon my brow...Your lips that are cool and sweet...Such tenderness lies in their soft caress...My heart forgets to beat...” 
Displicente , bebe un trago de su Negroni , lo paladea con deleite , los sabores invaden su boca mientras mentalmente brinda por el conde Emilio Negroni , su creador , la combinación de Ginebra , Campari y Vermouth seco ,en parte iguales, en alquimia casi perfecta transmutan esos líquidos en algo que le sabe a elíxir .
En la pista de baile un par de parejas danzan y el busca, recorriendo con su mirada el salón, a ella, ,a Rosita , su Rosita .De pronto una pequeña conmoción acaece en el lugar , hasta el crooner por un instante detiene su canto y en esa fracción de momento donde el tiempo parece detenerse , cruzando el salón con paso grácil y contoneado ritmicamente sus caderas ,aparece ella ,Rosa, enfundada en un elegante vestido color crema de gasa que se adhiere a su cuerpo, resaltando su formas perfectas , se dirige sin dudas ni dilaciones , directamente hacia la barra donde se encuentra Esteban , despertando la envidia del resto de las mujeres y arrancando suspiros a los hombres, su sonrisa deja al descubierto dos perfectas hileras de dientes blancos como un collar de perlas de dos vueltas y el , arrobado se pone de pié dejando el trago sobre la barra mientras su voz se quiebra, alcanzando a penas a musitar , Rosita...
La estridente campana del reloj despertador indica el comienzo de la jornada, Esteban estira su brazo fuera de la cama y oprime el seguro del martillo que repiquetea en las campanillas en la parte superior del reloj  deteniendo el ruido de  la alarma que da paso nuevamente al tic tac , tic tac, hipnótico y tranquilizador . 
El reloj es una  reliquia , herencia de su madre que a su vez lo heredó de su padre, un gallego de Santiago de Compostela que arribó al país en el 1900 como tantos otros europeos ,cargado de esperanza y sueños , sueños que tenían al parecer fecha de vencimiento en la segunda generación .
Esteban se sienta en la cama, mirando el reloj que marca las seis y cuarenta y cinco, inspira profundamente, calza sus pantuflas de azules y se incorpora dando por comenzado el día.
Viste unos pijamas de algodón gris a finas rayas azules que comienza a desabrochar lentamente , se despoja de la casaca , la abotona nuevamente y la dobla sobre la cama , alisando los pliegues con la mano , suavemente como acariciando la prenda, luego se quita el pantalón y procede de la misma manera , toma la casaca y el pantalón prolijamente doblados y los coloca bajo la almohada , extiende las sabanas y arregla la cama , deteniéndose para a observar el resultado mirando de reojo el reloj , han pasado exactamente 3 minutos desde que se despertó, asiente satisfecho y una suave sonrisa de aprobación se dibuja en sus labios.
Después de consumir exactamente diez minutos en ducharse y completar su aseo personal , regresa a vestirse a la habitación , cuando finaliza le da una mirada a su reloj pulsera ,ha consumido exactamente cinco minutos en finalizar de vestirse , con una sonrisa y termina de ajustar el nudo de su corbata con movimientos precisos, delicados y asiente satisfecho mientras comprueba el resultado final en el espejo que le devuelve la imagen de un hombre delgado de cincuenta años ,  piel blanca , casi pálida ,cabellos grises, cortos con signos de una incipiente calvicie , ojos celestes que dan una nota de color a la monocromía general , labios delgados y sonrisa suave.
Como todos los días desayuna una taza de café con leche con dos cucharadas de azúcar y dos tostadas de pan blanco, dos finas rodajas de pan tostado y crujiente sin más aditamentos  después de lava la vajilla usada y la guardarla en su correspondiente lugar.
No hay un sólo movimiento superfluo, ni prisas ni dudas, todo lo ejecuta como un ballet perfectamente sincronizado, cada movimiento posee la exactitud que le confirió la repetición diaria a lo largo de los años.
Han pasado exactamente 10 minutos , en total 29 minutos desde que se despertó , regresa al cuarto y se calza el chaqueta , terminado así de vestirse , una breve ojeada al espejo , para comprobar que todo esté en orden ,  tal y cual debe estar y la última  mirada a su reloj , chequeando que hayan pasado 30 minutos , asiente satisfecho como todas las mañanas , con una intima satisfacción , nada ha sucedido azarosamente , se repite exactamente todas las mañanas en un ritual perfectamente establecido , como si la marcha del universo dependiese del cumplimiento exacto y preciso de cada uno de los pasos.
 7:15 am, Esteban sale a enfrentarse al mundo real abandonando la seguridad de su hogar.
En la calle, camina las dos cuadras que lo separan de la estación de subterráneos, su andar es ligero y elástico, rítmico casi se podría decir incongruente con su imagen anodina, mira nuevamente su reloj al acercarse al puesto de flores donde todas las mañanas compra un pimpollo de rosa roja , ese rojo fragante es casi una osadía , como llegar al borde del abismo , un gesto de heroico de su rebeldía domada , paga con el importe exacto y se despide con una ligera inclinación de cabeza gesto correspondido de la misma forma por el vendedor.
Este es para Jorge uno de los momentos mas importantes del día y le produce una gran felicidad que no se traduce en su gesto serio , imperturbable que rara vez abandona.
7:25 am , llega el tren subterráneo y Jorge ingresa junto a los demás pasajeros, camina unos pasos hacia su derecha y se toma del pasamanos, en la otra mano lleva el pimpollo de rosa rojo , baja tres estaciones después de haber subido , el corto trayecto ha transcurrido exactamente igual a todos los días sin ningún tipo de sobresaltos , solo que hoy su cabeza está llena de las imágenes del sueño.
Sube distraídamente los escalones , mirando el pimpollo de rosa ,ese que como todas las mañanas desde hace cinco años compra para ella , para Rosa , su Rosita , para adornar su escritorio y deleitarse mirando como ella se inclina suavemente sobre la flor e inspira su aroma.
El jamás le ha confesado su amor, nunca le dijo que el de las flores es el, en su inocencia cree que nadie lo sabe, pero en realidad es el blanco de los crueles comentarios de sus compañeros de oficina , todos los saben desde el gerente hasta el último de los cadetes, incluída ella que vaya uno a saber por qué razón, hace como si no supiese que es Esteban quien deja la flor en su escritorio, y se presta a continuar el juego.
El todas las mañanas llega una hora antes que el resto de sus compañeros, siempre encuentra la oficina vacía, limpia y en silencio, ese tiempo es una especie de bálsamo para el y se dedica metódicamente a ordenar los papeles de su escritorio , para luego ir hasta el escritorio de Rosa , tomar el florero , ir hasta los sanitarios en busca de agua , para regresar y colocar el pimpollo de a un costado del monitor de la computadora.
Fuera de la estación, camina las dos cuadras que lo separan del imponente edificio donde se encuentra la empresa para la que trabaja , al aproximarse al hall de entrada consulta nuevamente su reloj 7:48 , asiente satisfecho , en dos minutos más estará en su oficina como todos los días.
Dentro del lobby se acerca al molinete de seguridad y pasa su credencial magnética por la ranura, casi por instinto empuja el brazo del molinete sin esperar , pero este no cede y le impide el paso, sin alterarse desliza nuevamente la credencial por la ranura con idéntico resultado , el brazo del molinete no cede ante su presión , todas estas maniobras han sido observadas por uno de los guardias de seguridad que se acerca y al llegar donde Jorge le solicita ,cortés pero con firmeza ,la credencial.
Esteban  un poco confundido se la entrega y ensaya una explicación, aludiendo a que la banda magnética de la misma debe haberse dañado, mientras el guardia de seguridad , chequea la tarjeta confrontándola con una lista .
Esteban García, de la International Business Coorporation, el guardia de seguridad mira alternativamente a Jorge y al listado y sin esperar la confirmación de Jorge, le anuncia con voz monocorde sin ningún tipo de inflexión que delate emoción alguna que ha sido despedido.
Esteban no puede dar crédito a lo que escucha, debe haber algún tipo de error o confusión, dice con la voz quebrada , pero el guardia inflexible niega , no señor García no hay error posible , nosotros , remarca el nosotros y le dedica una mirada despectiva , no solemos cometer equivocaciones de este tipo , usted ha sido despedido y si aguarda unos instantes le haré entrega de sus efectos personales , le comunica el guardia en el mismo e inexpresivo tono de voz.
Esteban  se queda esperando, con el pimpollo de rosa en una de sus manos, en estado de shock , paralizado hasta en sus pensamientos, con una lágrima rodando por su mejilla como toda expresión , mientras el guardia regresa cargando una caja de cartón con las pocas pertenencias de Jorge y se la entrega , al tomarla en sus brazos deja caer el pimpollo , de lo cual no se percata y todavía aturdido , confundido , perplejo ,desanda el camino de regreso.
En un instante todo su perfecto y ordenado mundo se derrumba ,como un castillo de naipes soplado por algún dios perverso, años de intertar desesperadamente construir certidumbres, se escurren como arena por entre los dedos de las manos y sucumben ante el caos y la inceridumbre incontrolable de lo que se llama vida.
El pimpollo queda por unos instantes allí en el piso, reflejandosé en el reluciente mármol , mudo testigo de la sublimación de un amor no declarado , hasta que alguien del personal de limpieza lo descubre y lo barre , dejando el piso del lobby tan inmaculado como minutos atrás.








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